miércoles, 2 de junio de 2010

Hay que vivir para ver Formas de militancia

Hay que vivir para ver
Formas de militancia

2010-05-23 | Virgini Castro


Cuando se empiezan a recorrer sus biografías, la primera palabra que se lee -luego del nombre- es “estudió”. Los nombres se muestran compuestos por un nombre y apellido, y el instrumento que “estudió” para poder tocarlo. El ensamble folclórico “Miel de caña” se presenta formalmente en el blog mieldecaniaensamble.blogspot.com y desde ese lugar comparten con los visitantes datos y experiencias.
Los integrantes de este grupo son Nora Siderakis: sikus, quena y flauta traversa, y voz; Tamara Staniulis: violín; Claudia Porto: charango y tiple, y voz; Alejandro Castro: guitarra y voz; Camilo Rojas: percusión, y Jorge Wilczek: flauta traversa, sikus y quena.
Ellos visitaron la Biblioteca Popular José Ingenieros el sábado 15 de mayo. Llegaron con sus instrumentos, sus voces, sus miradas. Compartieron sus canciones, sus escritos y emociones. Cantaron y contaron.
Pocas veces, entre los tantísimos espectáculos que uno puede disfrutar, se encuentran artistas que -en el marco de los libros, las expresiones de las fotos y la textura de los muebles de la Biblioteca- se permiten prescindir de la amplificación sonora.
La invitación anunciaba una mezcla de folclore andino con barroco y -sin saber con qué se podía encontrar- se suponía una mezcla armoniosa, proporcionada.
En esta ocasión, con la presencia de “Miel de caña”, la realidad excedió la suposición. Se generó una intimidad que incitaba a quedarse de a ratos sin aplaudir y pretendiendo silenciar el acompañamiento de palmas o los espontáneos coros.
El repertorio es generoso con el público y con los autores, la ge-nerosidad del músico hacia el público se siente si a uno le gusta o lo emociona, y se extiende cuando se ofrecen los datos de sus autores. Hay sólo “algo” de cierto en que las canciones son de todos y que el autor trasciende más cuando una composición lo supera.
La diversidad en los temas es la guía para un paseo por Latinoamérica, un modo de permanencia en la memoria del público y un recuerdo para quien lo conoce o un despabilamiento para quien lo desconoce.
Después uno corre hacia los libros o Internet para saber más acerca de un instrumento y se encuentra con una historia rica -y a veces dolorosa- de los primeros pobladores. Nada es casual si se nombra al autor o a la tradición y se menciona el país.
“Estrella de Otoño” Miguel D'Amico; “Sentimiento”, “Caminante” -Tinku- y “Plegaria de Sikus y Campanas” Ricardo Vilca; “La Jota Cordobesa” y “La Firmeza” -Tradicional- de Argentina.
“Noche de Cauquiles” y “Cueca de Chinquihué” J. Barría; “El Navegante” y “Mar Interior” J.B. Casanovas; “Nostalgias por La Pincoya” -Tradicional- de Chile.
“Carnaval Grande” Alberto Ruiz; “Trinidad” -Tradicional- y “La Rosita” -Cueca anónima- de Bolivia.
“Flor de Cempasúchil” -Tradicional- de México.
“Endrinas” N. Lucena/M.Rojas y “Canto de Ordeño” -Tradicional- de Venezuela.
“Miel de caña” es detenerse en un tema para relatar su origen, contar que La Pincoya es una creencia de los pescadores del sur de Chile, que esperaban su anuncio para saber cómo sería la pesca. Querer hablar de Ricardo Vilca y ahogar las pa-labras con el recuerdo del amigo. Emocionarse al presentar a sus compañeros de grupo.
Afirmar, sin temor a equivocarse, que aunque trabajen en sus profesiones -algunas relacionadas con la música-, se hacen tiempo para ensayar y generar estos encuentros porque es su forma de militancia.