El bordemar es aquel espacio comprendido entre la alta y la baja marea. Es decir, aquello que constituye alternativamente mar y tierra, donde el habitante del archipiélago navega y cosecha. El ámbito en que su territorio y su maritorio se unen para nacer y extenderse, desarrollando en cada uno el hombre su vivir y llenandolos de significados.
La tierra será lo conocido, seguro y estable...
El mar lo desconocido y mudable,
la aventura...
Esta es la dialéctica que hace al chilote constructor de su destino, habitante de un universo en que él y su quehacer son la medida
de todas las cosas.
Partiendo del bordemar los chilotes conquistamos nuestro espacio y nuestro tiempo.
En el bordemar construimos nuestras casas y embarcaciones.
En el bordemar crecen nuestras ciudades e intercambiamos la riquezas que nuestras manos producen, nuestros versos, amores, cantos e ilusiones.
Nuestra producción cultural ha sido siempre muy coherente con estas raíces y esto lo hace muy específica, muy fácilmente reconocible en cualquiera de sus expresiones, ya sea la artesanía textil con que Nelly Alarcón conmociono la moda desde Chonchi a Estocolmo, la nueva arquitectura de Rojas y Vivaldi del Taller Puerta Azul de Castro, la prosa de Edesio Alvarado de Calbuco, la poesía de Sergio Mansilla y del Taller Aumen. O ahora, la música que surge en el norte del archipiélago, son estos los múltiples canales por los que corre una misma marea, esta creciente que se extiende por las islas trayendo una nueva valorización de lo que significa ser chilote. Haciendo crecer nuestra conciencia de ser un pueblo con una historia labrada por nuestros padres y con un destino que nos pertenece... Un futuro al que daremos el rostro de nuestros sueños...
La banda Bordemar surge naturalmente al confluir en un punto de la costa un número suficiente de chilotes, para quienes la música es su forma de expresión, lo que han venido haciendo desde abril del 83, realizando presentaciones en escenarios y radios de diferentes localidades del archipiélago, reafirmando siempre en forma explícita nuestra identidad, testimoniando qué nuestra cultura está viva y en marcha...que vamos creciendo y navegando.
Diario 24 Horas, 24 de febrero de 1984, Puerto Montt.