miércoles, 13 de junio de 2007

La Banda Bordemar fusiona raices celta y jazz contemporáneo en el folklore Chilote. Con buena repercusión se presen

Con buena repercusión se presento durante el fin de semana pasado la Banda Bordemar, la orquesta oriunda de Chiloé que ya actuara en una oportunidad en esta ciudad, produciendo una buena impresión a partir de la originalidad de su estampa. Soledad Guarda (Violoncelo), Fernando Alvarez (Guitarra),Eugenia Olavarría (Violín), Catherinne Hall(Flauta Traversa) y Jaime Barría (tecladista y director) casi todos son nacidos en la isla, pero el devenir artístico los ha reunido en Puerto Montt.

Puesto a definir los rasgos esenciales del grupo que conduce, Barría señalo que “la propuesta de Bordemar pasa por mantener la identidad cultural de raíces chilotas en nuestra música tradicional, fusionándola con la música contemporánea, ya sea jazz o de cámara. A esa mezcla le damos un sentido descriptivo sobre el paisaje geográfico de la isla”.

Si bien la isla de Chiloé no está demasiado lejos de aquí, poca es la información que de su cultura se tiene. El director de la orquesta describió que “antiguamente a toda esta tierra se le llamaba Nueva Galicia, con fuerte presencia gallega, entonces la influencia de la música Céltica es importante. Esa es una de las raíces fundamentales de lo que nosotros hacemos”.

Pintando indirectamente una semblanza sobre la situación cultural del sur trasandino, Barría dijo que Bordemar “es un resultado que se dio casi espontáneamente.Tenemos la única violinista que existe en 300 kilómetros a la redonda y tampoco hay otra cellista en todo el territorio isleño. Como la mayoría ya había estudiado música, nos juntamos para mostrarle a los niños los instrumentos y a partir de allí fue surgiendo el grupo, tomando cuerpo poco a poco”.

En términos de sonido, el tecladista apuntó que “en la música chilota lo rítmico es muy marcado. La mayoría de la gente de nuestros pueblos es muy alegre y por eso la música es así, aunque quizá nosotros seamos más románticos y tranquilos por la época que nos ha tocado vivir.

A la labor de rescate del patrimonio musical chilote Bordemar supo sumarle la reconstrucción de los instrumentos originarios utilizados antiguamente por las bandas civiles de la isla. No obstante, ante los requerimientos del profesionalismos, el grupo ha dejado de lado esa práctica.”En la música tradicional de nuestro archipiélago se utilizaban violines artesanales, al igual que la flauta traversa de quila más bombo, cajas y guitarras.”explicó Barría.

El director comentó que “se advierte un gran mestizaje en nuestra música, el aporte indígena en lo rítmico y la gran riqueza melódica de la música española, con influencia Céltica. En lo que hace a lo contemporáneo, nosotros escuchamos Keih Jarret o Chick Corea, la improvisación no tiene mucho lugar en la banda. Uno crea la melodía, la forma musical, y de ahí cada uno toma la partitura y después toca”.

Barría es el responsable compositivo de la música de Bordemar. En él, la inspiración obedece a dos factores principales, “a la situación geográfica y a los sentimientos de la gente- señalo- llega de repente y uno escribe una frase, después dos o tres compases, se dejan madurar y quizá pasen algunos meses. Voy llenando cuadernos con trozos de frases que me parecen simpáticos y así voy armando los temas, siempre manteniendo una estructura rítmica y melódica que estén bien”.

Si bien no puede calificarse a la propuesta de Bordemar de convencional, los resultados obtenidos por la banda en cuanto a presentaciones y difusión puede considerarse aceptables. “Hemos tenido un buen ritmo de presentaciones. Esto de hacer música de cámara le cuesta a la gente, porque no es masiva, pero nosotros hace doce años que empezamos con toda esta historia. En la actualidad tenemos casi semanalmente actuaciones en algún punto de nuestro país. Hemos tocado juntos a músicos argentinos como Piero, pero lo destacable es haber tocado con Chehébar y Navarro allá en Puerto Montt, en un concierto magnífico. Con ellos el lenguaje es más o menos similar”.

Para aquel que haya escuchado alguna vez los trabajos del dúo barilochense será difícil encasillarlos en alguna corriente definida. Barría confió que lo mismo sucede con Bordemar.”Es difícil definir un estilo aunque yo por lo menos siempre trato de mantener la forma folklórica por una cuestión de identidad, pero pasa que encajamos tanto en festivales folklóricos como temporadas de música de arte mayor, y también en toda la onda new age.

El conjunto trasandino se encuentra a sus anchas ante el público barilochence y recuerda con aprecio el resultado de su primera presentación aquí.”Aquel momento fue muy especial, muy bonito, porque hay una cierta sensibilidad común, quizá por la situación de provincia y de esta geografía. Aquella reacción para nosotros fue fantástica”,expresó el director

La Banda Bordemar está próximo a registrar su tercer trabajo discográfico, que se llamara “Mar Interior”. Los dos primeros fueron “Colores de Chiloé” y “Bordevals”. El nuevo opus tendrá una diferencia en relación a los anteriores:”Creo que será más clásico, más de cámara. Nos Interesa mucho la música religiosa folklórica tradicional”.


Los espectadores barilochenses tuvieron la oportunidad de juzgar la calidad de Bordemar el viernes en la sala de la Biblioteca Sarmiento. Luego, con el animo de despuntar el vicio, los músicos trasandinos se entreveraron con Chehébar y Navarro en Art Gallery, entrada la madrugada del sábado. No perdiendo oportunidad para los misteriosos encantos del folklore chilote. A.M.


Diario de Río Negro, Argentina. Martes 17 de Mayo de 1994